Las defensas de Rubielos de la
Cérida
En la Guerra Civil del 1936
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Podemos decir que Rubielos de la Cérida fue el límite de las tropas
del General
Franco,
que hacía frontera con las tropas de la zona
republicana. Fue un lugar estratégico para mantener a distancia al
enemigo. Las fuerzas republicanas llegaron hasta el límite de Rubielos por la parte de Argente, Lidón, Corbatón, Alpeñés, Cosa y
Bañón. Nunca llegaron a entrar en el pueblo, y gracias a eso,
podemos gozar de unos retablos barrocos fenomenales en nuestra
Iglesia. El del altar es uno de los mejores de toda la Provincia de
Teruel.
Todos estos datos que siguen,
están sacados del libro
"Lugares de la Guerra" de Alfonso Casas Ologaray, Ediciones Tirwall. El
escritor del libro nos dice lo siguiente refiriéndose a las defensas
del pueblo de Rubielos, también llamadas TRINCHERAS O PARAPETOS:
“La ausencia de un Ejército plenamente operativo en la zona
republicana, hizo que ya desde el comienzo de la guerra se planteara
la necesidad de levantar líneas defensivas que impidieran el avance
de las fuerzas sublevadas. El planteamiento por parte del Estado
Mayor republicano, a lo largo de la contienda, de numerosas y
brillantes operaciones ofensivas, ejecutadas luego con mayor o menor
acierto, no significó un abandono de esta idea que profundizaba en
la construcción de líneas de defensa fuertes y estables. Ejemplo de
esta política es la creación del llamado Cinturón de Hierro de
Bilbao, las obras defensivas que rodeaban Madrid o la Línea XYZ que
cerraba el paso sobre Valencia al Ejército nacional.
Por su parte, el progresivo avance de las tropas franquistas
limitaba la defensa de su territorio a simples líneas de trincheras
o parapetos con escasas obras de fábrica. Una de las excepciones a
este criterio generalizado lo constituye una línea situada en el
extremo más alejado del campo de batalla: Rubielos de la Cérida.
Esta línea fortificada orientada hacia el campo de Visiedo y el
valle del Jiloca está formada por un muro principal de piedra y
cemento, del que se separan algunos ramales construidos con los
mismos materiales. El muro, con una longitud considerable y la
suficiente altura como para proteger al infante presenta, en
general, un buen estado de conservación. A lo largo de la línea se
intercalan sesenta puestos de tirador con mirillas, siete nidos de
ametralladoras y, protegidos tras el muro, tres refugios cubiertos,
uno de los cuales todavía se conserva intacto

Este sector fue el punto de partida de la 1ª División de Caballería
del general Monasterio y de la 5ª División navarra del general
Bautista Sánchez en la segunda fase de la batalla de Teruel, la que
se ha dado en llamar batalla del Alfambra.
Concluido el asalto a las posiciones de los Altos de las Celadas, y
ante la dificultad que suponía derrotar al enemigo en un terreno tan
limitado, con el riesgo de ver cortadas en zonas más alejadas de la
ciudad las líneas de suministro tal y como había demostrado la
maniobra de la 27 División republicana en Singra, a finales de
enero, Franco había decidido ampliar la ofensiva sobre todo el
territorio que se encuentra situado entre los vértices imaginarios
de Villalba Baja, en el punto más próximo a la capital, y los de
Bueña y Portalrubio en sus extremos.
La
operación se inició el día 5 de febrero de 1938 con una preparación
artillera, rompiendo el frente la 5ª División en la zona central de
la maniobra. Una vez rota la línea cubierta por la 61 Brigada
republicana, la 1ª División de Monasterio se lanza, en las primeras
horas de la mañana del día 6, en una prolongada carga de caballería
sobre el campo enemigo en dirección a Argente, atravesando algunos
escuadrones del ler. Regimiento el paso de Aguatón y tomando de
revés las posiciones gubernamentales. Y mientras tanto, el 2`
Regimiento se dirige sobre Visiedo y, tras su conquista, avanza
sobre las poblaciones de Lidón y Camañas, situadas en sus flancos,
al tiempo que otras unidades alcanzan Perales de Alfambra
completando la conquista del margen derecho del río desde esta
localidad hasta Alfambra.
El
lugar en el que se sitúa esta fortificación al igual que otros
lugares que circundan, Rubielos de la Cérida, se convirtió en esos
días en el punto de reunión de la 1ª División de Caballería. Desde
allí partió la primera y la última gran carga de la caballería que
tuvo lugar durante la guerra civil, cruzando de un extremo a otro
todo el campo de batalla en una operación que significaría para la
República la pérdida de 14 pueblos, 1.000 Km. cuadrados y 16.000
combatientes”.
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